CIENCIA HINDÚ YOGI DE LA RESPIRACIÓN
Por: Yogi Ramacharaka (William Walker Atkinson)
Audio, aquí.
CAPÍTULO XIII
VIBRACIÓN Y RESPIRACIÓN RÍTMICA YOGHI.
Todo está en vibración. Desde el átomo más pequeño hasta el mayor de los soles, todo vibra. Nada hay en absoluto reposo en la Naturaleza, y un átomo privado de vibración destruiría el Universo. En incesante vibración es ejecutada la obra universal. La materia es constantemente manipulada por la energía, e innumerables formas y variedades sin número, resultan; y, sin embargo, ni las formas ni las variedades son permanentes.
Principian a cambiar desde el momento que son creadas; de ellas surgen formas innumerables que as u vez cambian también y dan nacimiento a otras nuevas, y así en continua sucesión infinita. Nada es permanente en el mundo de las formas, y, no obstante, la gran Realidad es inmutable. Las formas no son más que apariencias, van y vienen, pero la Realidad es eterna e invariable.
Los átomos del cuerpo humano están en constante vibración, y ocurren, en él, cambios incesantes. En unos pocos meses hay casi un cambio completo de la materia que compone el cuerpo, y apenas, si un átomo de los que ahora forman nuestro cuerpo se encontrará en él dentro de algunos meses. Vibración, constante vibración. Cambio, constante cambio.
En toda vibración hay cierto ritmo. El ritmo compenetra el Universo. El movimiento de los planetas alrededor del Sol; el asenso y descenso del mar; el latido del corazón; el flujo y reflujo de las mareas, todo obedece a leyes rítmicas. Los rayos del Sol llegan hasta nosotros y la lluvia desciende obedeciendo a la misma ley. Todo crecimiento sólo es una manifestación de esta ley. Todo movimiento es una exhibición de la ley del ritmo.
Nuestros cuerpos están sujetos a las leyes rítmicas como lo está el planeta en su revolución alrededor del sol. Gran parte del aspecto esotérico de la ciencia yoghi de la respiración, está basada sobre este conocido principio de la Naturaleza. Utilizando inteligentemente el ritmo del cuerpo, es como el yoghi puede absorber una gran cantidad de prana y producir con ella los resultados que desea. Hablaremos más detenidamente de esto más tarde.
El cuerpo que ocupamos es como un pequeño brazo de mar que penetra en la tierra, y aunque solo aparenta obedecer a leyes propias, realmente está subordinado al flujo y reflujo de las mareas del océano. El gran mar de la vida avanza y retrocede, se eleva y desciende; y nosotros respondemos a su ritmo y vibraciones. En condiciones normales recibimos la vibración y el ritmo del gran océano de la vida, y respondemos a su influjo; pero cuando la entrada del brazo de mar está obstruida con despojos, nos vemos privados de recibir los impulsos del Océano Madre, y la discordia se manifiesta en nosotros.
Habréis oído de cómo una nota de violín pulsada repetidamente y en ritmo, pondrá en actividad una serie de vibraciones que a su tiempo destruirán un puente. El mismo resultado se produce cuando un regimiento de soldados cruza un puente, y en tales ocasiones se da siempre la orden de romper el paso para evitar que la vibración produzca una catástrofe. Estas manifestaciones del movimiento rítmico darán una idea del efecto de la respiración rítmica sobre el cuerpo. El sistema entero toma las vibraciones y llega a ponerse en armonía con la voluntad, que produce el movimiento rítmico de los pulmones, y mientras dure tan completa armonía, responderá fácilmente a las órdenes de la voluntad.
Con el cuerpo así en acorde, el yoghi no encuentra dificultad para aumentar la circulación - en cualquier parte del cuerpo - por una orden de la voluntad, o dirigir una corriente mayor de la fuerza nerviosa a cualquier parte u órgano, para estimularlo y fortalecerlo.
Y de la misma manera, por la respiración rítmica se pone al unísono, y es capaz de absorber una gran cantidad de prana, que queda a disposición de su voluntad. Puede emplearla, y la emplea, como un vehículo para transmitir pensamientos a otros y atraer hacia él todos aquellos, cuyos pensamientos están en armonía con la misma vibración. Los fenómenos de la telepatía, transmisión del pensamiento, curación mental, mesmerismo, etc., fenómenos conocidos desde siglos por los yoghis, pero que recién ahora despiertan un interés intenso en el mundo occidental, pueden hacerse mucho más poderosos si la persona emisora del pensamiento lo hace después de haber respirado rítmicamente.
La respiración rítmica aumentará la eficacia de la respiración mental, magnética, etcétera, en algunos cientos por cientos.
En la respiración rítmica lo que principalmente se debe adquirir es la idea mental del ritmo. Para aquellos que conocen algo de música, la idea de la medida de los tiempos es familiar; a los demás, el paso rítmico de los soldados: izquierda, derecha, izquierda, derecha; uno, dos, tres, cuatro; uno, dos, tres, cuatro, les dará la idea.
Los Yoghis basan su tiempo rítmico en una unidad correspondiente al latido de su corazón. El latido del corazón varía en las diferentes personas, pero la unidad del latido de cada persona es lo que servirá de modelo rítmico propio, a ese individuo particular en su respiración rítmica. Obsérvese cada uno el latido normal del corazón poniendo los dedos sobre el pulso y, sintiendo, cuente 1, 2, 3, 4, 5, 6, etc., hasta que el ritmo llegue a quedar bien fijo en la mente. Un poco de práctica fijará el ritmo de modo que se pueda reproducir fácilmente. El principiante inhala generalmente en seis unidades de pulso aproximadamente, pero con la práctica será capaz de aumentar mucho esta cifra.
La regla yoghi para la respiración rítmica, es que las unidades de inhalación y exhalación deben ser las mismas, mientras que las de retención y entre respiraciones deben ser la mitad del número empleado en la inhalación y exhalación.
El siguiente ejercicio de respiración rítmica debería ser dominado completamente, pues él forma la base de muchos otros a los cuales se hará referencia más tarde.
- 1) Sentado, con el busto erguido, en una postura cómoda de manera que el pecho, cuello y cabeza estén tan cerca de la línea recta como sea posible, con los hombros echados atrás y las manos descansando cómodamente sobre las rodillas. En esta posición el peso del cuerpo lo soportan en gran parte las costillas, pudiendo mantenerse la posición cómodamente. El yoghi ha observado que no se pueden obtener los mejores efectos de la Respiración Rítmica, cuando se está con el pecho contraído y el abdomen saliente.
- 2) Inhalar con lentitud una Respiración Completa, contando seis unidades de pulso.
- 3) Retener contando tres unidades de pulso.
- 4) Exhalar lentamente por la nariz, contando seis unidades de pulso.
- 5) Contar tres pulsaciones entre respiraciones.
- 6) Repetirlo varias veces, pero evitando al principio la fatiga.
- 7) Antes que se dé por terminado el ejercicio, practíquese la respiración purificadora, que descansará y limpiará los pulmones.
Después de un poco de práctica se podrá aumentar la duración de las inhalaciones y exhalaciones, hasta que transcurran quince unidades de pulso. En este aumento hay que recordar que las unidades para retención y entre respiraciones, deben ser la mitad de las unidades para la inhalación y exhalación.
No hay que exagerar el esfuerzo para aumentar la duración de la respiración, pero sí, poner tanta atención como sea posible para adquirir el ritmo, que es más importante que la extensión de la respiración. Practíquese y ensáyese hasta adquirir el compás del movimiento, y sea casi sentido el ritmo de la moción vibratoria a través de todo el cuerpo. Requerirá un poco de práctica y perseverancia, pero la satisfacción que se experimenta por el progreso obtenido, hará fácil la tarea. El yoghi es el hombre más paciente y perseverante; y sus grandes conquistas son debidas, en gran parte, a la posesión de estas cualidades.
CAPÍTULO XIV
FENÓMENOS DE LA RESPIRACIÓN PSÍQUICA YOGHI
Con excepción de las instrucciones sobre la Respiración Rítmica yoghi, la mayoría de los ejercicios dados hasta aquí en este libro se relacionan al esfuerzo en el plano físico, el cual, además de su gran importancia propia, es también considerado por los yoghis, muy apto para dar una base substancial, para esfuerzos sobre el plano psíquico y espiritual. No se debe, sin embargo, descartar la faz física del asunto o juzgar la de poco valor, sino, recordar que es necesario tener un cuerpo sano para poder tener una mente sana, y también, que el cuerpo es templo del Alma, la lámpara en la que arde la luz del Espíritu. Todo es bueno en su lugar y todas las cosas tienen su lugar.
Un hombre completamente desarrollado es aquel que conoce el cuerpo, la mente y el espíritu y les da el lugar correspondiente.
Descuidar alguno de ellos es un error que debe rectificarse tarde o temprano, una deuda que debe pagarse con creces e intereses.
Trataremos ahora el aspecto psíquico de la ciencia yoghi de la respiración, en forma de una serie de ejercicios, cada uno de los cuales irá acompañado de una explicación.
Notaréis que cada ejercicio de respiración rítmica está acompañado de la recomendación de llevar el pensamiento hacia ciertos resultados deseados. Esta actitud mental abre a la voluntad un camino libre de obstáculos sobre el cual ejerce su fuerza. No podemos en esta obra profundizar el asunto del poder de la voluntad, y además debemos presumir que el lector tiene algún conocimiento del asunto; si así no fuera, encontrará que la práctica de los ejercicios mismos dará un conocimiento mucho más claro que cualquier suma de enseñanzas teóricas, pues como dice el antiguo proverbio hindú: “El que prueba un grano de semilla de mostaza, conoce mejor su sabor que aquel que ve un elefante cargado de ella”.
- 1) Direcciones generales para la respiración psíquica yoghi
La base de toda la Respiración Psíquica yoghi es la Respiración Rítmica yoghi, sobre la cual damos instrucciones en el último capítulo. En los ejercicios que siguen, a fin de evitar repeticiones inútiles, diremos, simplemente, "respirar rítmicamente", y seguiremos con la instrucción para el ejercicio de la fuerza psíquica o poder de la voluntad, dirigido y operando en conformidad con las vibraciones de la respiración rítmica. Después de un poco de práctica, se notará que no hay necesidad de contar después de la primera respiración rítmica, pues la mente tomará la idea del tiempo y del ritmo y se podrá respirar rítmicamente a placer, casi automáticamente. Esto dejará la mente despejada para la proyección de las vibraciones psíquicas, bajo la dirección de la voluntad. (Para direcciones sobre uso de la voluntad, véase el primer ejercicio que sigue).
- 2) Distribución de prana
Acostado, tendido en el suelo o sobre la cama, sin ninguna tensión muscular, descansando ligeramente las manos sobre el plexo solar (sobre la boca del estómago, donde principian a separarse las costillas) respirar rítmicamente. Después que el ritmo esté completamente establecido, querer que cada inhalación introduzca una cantidad mayor de prana o energía vital del depósito universal, la que será tomada por el sistema nervioso y almacenada en el plexo solar. A cada inhalación, quiérase que el prana o energía vital se distribuya en todo el cuerpo, a cada órgano y parte; a cada músculo, célula y átomo; a los nervios, arterias y venas; desde la superficie de la cabeza hasta la planta de los pies; vigorizando, fortaleciendo y estimulando cada nervio, recargando cada centro nervioso; enviando energía, fuerza y vigor a todo el sistema. Mientras se ejerce la voluntad, procúrese formar una pintura mental de la corriente precipitada de prana, internándose por los pulmones; luego, instantáneamente, tomada por el plexo solar, para ser enviada con el esfuerzo, por la respiración, a todas las partes del sistema hasta la punta de los dedos de las manos, y hasta la de los pies. No es necesario esforzar la voluntad. La simple orden de lo que se desea producir y la pintura mental de ello es todo lo que se necesita. La orden tranquila con la pintura mental es mucho mejor que el deseo violento, con el cual sólo se disipa fuerza sin utilidad.
El mencionado ejercicio es de gran utilidad; restaura y vigoriza mucho el sistema nervioso, y produce una sensación de tranquilidad en todo el cuerpo. Es especialmente benéfico en los casos en que uno está cansado, o se siente falto de energía.
- 3) Calmando el dolor
Acostado o sentado, erguido, respirar rítmicamente, manteniendo el pensamiento de que se está inhalando prana. Luego, al espirar, envíese el prana a la parte dolorida, para restablecer la circulación y la corriente nerviosa. En seguida inhálese más prana, con el propósito de expulsar la condición penosa, y al exhalar, sosténgase el pensamiento de que se está arrojando el dolor. Alternar los dos mencionados mandatos mentales; con una exhalación se estimula la parte y con la otra se expulsa el dolor. Obsérvese esto durante siete respiraciones, practíquese en seguida la Respiración Purificadora y tómese luego un momento de descanso. Continúese practicando hasta que el alivio se produzca, que no se hará esperar mucho. Se notará que muchas dolencias se calman antes que terminen las siete respiraciones.
Si se coloca la mano sobre la parte afectada, se pueden obtener más rápidos resultados. En este caso, enviar la corriente de prana a lo largo del brazo hasta la parte enferma.
- 4) Dirigiendo la circulación
Acostado o sentado con el busto erguido, respirar rítmicamente y con las aspiraciones dirigir la circulación hacia la parte que se desee, y que puede estar afectada por una circulación imperfecta. Esto es eficaz en los casos de frío a los pies, y en los de dolor de cabeza: en el primero, enviada la sangre hacia abajo, calienta los pies, y en el segundo alivia el cerebro de una presión excesiva. En el caso de dolor de cabeza, procúrese primero calmar el dolor y después envíese la sangre hacia abajo. Con frecuencia se siente una sensación de calor en las piernas, a medida que la circulación desciende. La circulación está en gran parte bajo el control de la voluntad, y la respiración rítmica facilita la tarea.
- 5) Auto-curación
Acostado, en una condición de abandono, aflojados los músculos, respirar rítmicamente y querer inhalar una buena suma de prana. Luego con la exhalación envíese el prana a la parte afectada, con el propósito de estimularla. Variar la exhalación, ocasionalmente, con la orden mental de que la condición enfermiza desaparezca. Empléense las manos en este ejercicio, pasándolas por el cuerpo hacia abajo, desde la cabeza a la parte enferma. Al usar las manos para la cura propia o de otros, manténganse siempre la imagen mental, de que el prana está fluyendo a lo largo del brazo, y por la punta de los dedos penetra en el cuerpo hasta la parte afectada, curándola. Naturalmente, sólo podemos dar direcciones generales en este libro, sin tratar en detalle las varias formas de enfermedad; pero con un poco de práctica del ejercicio mencionado, ligeramente modificado para adaptarlo a las condiciones del caso ocurrente, producirá sorprendentes resultados. Algunos yoghis siguen el método de colocar ambas manos sobre la parte afectada y entonces respiran rítmicamente, manteniendo la imagen mental de que realmente están bombeando prana en el órgano y parte enferma, estimulándola y desalojando las condiciones enfermizas, lo mismo que si se bombeara en un balde de agua sucia con el propósito de arrojar esta fuera, y llenar aquél, de agua fresca.
Este método es muy eficaz si la imagen mental de la bomba es mantenida con claridad, representando la inhalación la elevación de la manija, y la espiración, el bombeo.
- 6) Curando a otros
No podemos ocuparnos detalladamente en este libro de la cuestión del tratamiento psíquico de las enfermedades por medio de prana, pues esto sería extraño a su propósito, pero podemos suministrar instrucciones claras y simples, con las cuales se estará habilitado para hacer mucho bien, alivianando a otros. El principio esencial que debe recordarse, es que por la respiración rítmica y el pensamiento controlado, se puede absorber una considerable cantidad de prana y transmitirla al mismo tiempo al cuerpo de otra persona, estimulando las partes y órganos debilitados, proveyéndolos de salud y expulsando las condiciones enfermizas. Se debe aprender primero la condición deseada, de manera que se sienta el influjo de prana, la fuerza corriendo a lo largo de los brazos y por las puntas de los dedos hasta el cuerpo del paciente. Respirar rítmicamente unas pocas veces, hasta que el ritmo esté perfectamente establecido; se colocan, entonces, las manos sobre el cuerpo del paciente dejándolas descansar ligeramente sobre la parte afectada. Y siguiendo el proceso de bombear descrito en el ejercicio precedente (Autocuración), se llena completamente de prana al paciente hasta que la condición penosa sea expelida. Con pequeños intervalos se debe levantar las manos y sacudir los dedos, como si estuviese arrojando la enfermedad. Es bueno hacer esto ocasionalmente, así como también lavarse las manos después del tratamiento; sin esta precaución podrían adquirirse vestigios de la enfermedad del paciente. Practíquese también la Respiración Purificadora varias veces. Mientras se opere, déjese que el prana impregne al paciente en una corriente continua; el operador es simplemente la máquina de bombear que pone en conexión al paciente con la provisión universal de prana, permitiéndole fluir por su intermedio. No hay necesidad de obrar vigorosamente con las manos, sino lo necesario para que el prana llegue libremente a las partes afectadas.
La respiración rítmica debe practicarse frecuentemente durante el tratamiento, con el objeto de mantener el ritmo normal y permitir el libre pasaje de prana. Es mejor colocar las manos sobre la piel desnuda, pero cuando esto no es aconsejable, se deben poner sobre los vestidos. El método indicado puede variarse oportunamente por el de golpear suave y blandamente con las puntas de los dedos, ligeramente separados. Esto es muy calmante para el paciente. En casos crónicos se encontrará mucha utilidad en dar las órdenes mentales por medio de palabras, tales como salid, salid, o sé fuerte, sé fuerte, según los casos, pues las palabras ayudarán a ejercer la voluntad más eficaz y directamente. Varíense estas instrucciones según convenga a las necesidades de cada caso, haciendo intervenir el juicio y facultad inventiva del operador. Damos los principios generales y éstos pueden ser aplicados en cientos de modos diferentes. Si las anteriores instrucciones, aunque aparentemente simples, son cuidadosamente estudiadas y aplicadas, harán capaz de realizar, a quien las practique, todo lo que los magnetizadores de mayor fama pueden hacer, aunque sus sistemas sean más o menos embarazosos y complicados. Usan ignorantemente el prana y le llaman magnetismo. Si ellos combinaran la respiración rítmica con su tratamiento magnético, duplicarían su eficacia.
- 7) Curación a distancia
El prana coloreado con el pensamiento del emisor, puede proyectarse a personas ausentes que desean recibirlo, efectuándose de este modo la acción curativa. Este es el secreto de la curación a distancia, de la que se ha hablado tanto estos últimos años en el mundo occidental. El pensamiento del magnetizador, emite y colorea el prana destinado, a ser reenviado, y éste cruza el espacio como el rayo y se aloja en el organismo psíquico del paciente. Es invisible y como las ondas de Marconi, pasa a través de los obstáculos que se interponen, y busca la persona que está en armonía para recibirlo. Para tratar personas a distancia, se debe formar una imagen mental de ellas, hasta sentir que se está en rapport (sintonía) con las mismas. Este es un proceso psíquico que depende del poder de formar imágenes mentales poseído por el magnetizador. Puede uno darse cuenta cuando el rapport está establecido, pues éste se manifiesta por una sensación de proximidad. Es difícil explicar esto con mayor claridad, pero puede adquirirse con un poco de práctica, y algunos lo consiguen al primer ensayo. Cuando el rapport está establecido, dígase mentalmente al paciente ausente: Os estoy enviando una provisión de fuerza vital o poder, que os vigorizará y curará. Entonces, imaginad el prana como saliendo de la mente a cada exhalación de la respiración rítmica, viajando a través del espacio, instantáneamente llegando al paciente y curándolo. No hay necesidad de fijar ciertas horas para el tratamiento, aunque se pueden señalar si se desea. El estado receptivo del paciente, debido a su expectativa en espera de la fuerza psíquica emitida, le pone en condiciones de poder recibir las vibraciones transmitidas en cualquier momento que las envíe el operador. Si se establece horas previamente convenidas, debe colocarse el paciente en actitud de abandono y en estado receptivo. Lo indicado es el gran principio en que está apoyado el tratamiento a distancia, en el mundo occidental. Con un poco de práctica se pueden realizar estas cosas tan bien como los magnetizadores más reputados.